AUTOR: Armando Lucas Correa
FECHA DE PUBLICACIÓN: 20 de febrero de 2024
NÚMERO DE PÁGINAS: 272
EDITORIAL: Ediciones B
SAGA: Autoconclusivo
-Sinopsis-
Leah ha vivido con akinetopsia, o ceguera al movimiento, desde que era niña. Durante los últimos veinte años, no ha podido percibir el movimiento. Mientras pasea por su vecindario en Upper Manhattan con su bastón blanco guiando el camino, la mayoría de la gente asume que es ciega. Pero la verdad es que Leah ve mucho, y con sus agudos sentidos del olfato y la audición, muy poco escapa a su atención.Lleva una vida tranquila y ordenada, con poco contacto humano más allá de su ama de llaves de toda la vida, su psicólogo y su anciana vecina. Todo eso cambia cuando Alice se muda al apartamento de al lado y Leah puede oler de inmediato la ansiedad que emana de ella. Lo que es peor, Leah no puede evitar escuchar a Alice y a un visitante nocturno involucrarse en una violenta discusión. Preocupada, entabla amistad con su vecina y descubre que Alice está en medio de un complicado divorcio de un esposo abusivo.
Luego, una noche, Leah se despierta con alguien en su apartamento. Pierde el conocimiento y por la mañana se pregunta si soñó el episodio. Sin embargo, el aroma del intruso la sigue a todas partes. Y cuando escucha a Alice al otro lado de la pared suplicando su ayuda, Leah toma una decisión que pondrá a prueba su valentía, su fuerza y, en última instancia, su cordura.
-Mi Opinión-
La historia comienza con el funeral de la madre de Leah. Con tan sólo 28 años, la joven ha perdido al único familiar que le quedaba. Con un ritmo ágil y sencillo, nos presenta rápidamente el contexto sobre el que se desarrollará la trama.
Leah sufre akinetopsia desde hace 20 años, coincidiendo con la trágica muerte de su padre. Se trata de una ceguera parcial y, según los médicos, posiblemente temporal aunque la gente piense lo contrario en ambos casos. La incapacidad de la chica consiste en una visión limitada a imágenes estáticas, lo cual le permite leer, disfrutar la pintura y la fotografía y reconocer el aspecto de lo que tiene alrededor.
Partiendo de esta base, Leah debe enfrentarse a dos frentes diferentes. Por un lado, a intentar ayudar a su nueva vecina, Alice, la cual está huyendo de su marido alcohólico, violento y poderoso. Por otro, a las intrusiones nocturnas que sufre en su hogar, las cuales siente que están relacionadas con su otro problemilla.
Con todo este panorama, nos enganchamos rápido a la historia. Compartimos con Leah una necesidad imperiosa de conocer más acerca de la vida de Alice, a la vez que sentimos cómo comienza una dependencia hacia su amistad. Mientras esto ocurre, el resto de vecinas del edificio (personas mayores que han visto nacer a nuestra protagonista y que suponen su círculo más cercano desde que su madre murió) opinan todo lo contrario de la misteriosa nueva inquilina.
Poco a poco y a causa de todo esto, la historia se va desinflando. Cada vez es más obvio para consumidores de este tipo de historias que algo raro pasa. Que Leah sea la única que no lo ve (nunca mejor dicho) resulta exasperante y, en ocasiones, hasta ridículo.
He de reconocer que, en mi caso, esto se ve potenciado porque Leah no me cae bien. Es un personaje exageradamente inofensivo, soso y aburrido que no hace más que leer en todo el día. Que se vea envuelta en la historia de Alice es lo único destacable de su vida cotidiana. Entiendo que su condición limita mucho sus pasatiempos pero se me ocurren más actividades que podría hacer para hacerla más humana como oir la radio, tocar algún instrumento o incluso explorar más en el mundo de la pintura y fotografía (aunque sea perdiendo el tiempo en Tumbrl o Pinterest). Es una joven de 28 años y lo único que le roba el tiempo además de leer es pasar el rato con sus ancianas vecinas.
Tampoco me terminan de agradar el resto de personajes. Todos me parecen iguales, con el mismo aura de bondad y consideración con Leah. Hasta los que no la conocen son amables con ella, sus seguidores de su Instagram "La cieguita que lee". No asistimos a momentos en los que la joven se haya dedicado a su Instagram (más allá de subir fotos) pero sí que conocemos su popularidad y su ausencia de haters.
Por todo esto, no conecto en absoluto con la voz del autor. Creo que he hecho demasiado hincapié en intentar que caigamos rendidos a Leah con la intención de que cualquier trapo sucio sobre ella nos sorprenda. Llegados a este punto, voy a curarme en salud y hablar de lo que me queda por decir advirtiendo de SPOILERS Cuanto más se revela de Leah, peor me cae. Siempre la están compadeciendo y perdonando a causa de su invalidez, la cual ni siquiera es absoluta. Existen niños que asesinan a sus padres y son duramente castigados, no entiendo por qué esta chica está aun más protegida sólo por tener visión reducida. En cuanto al resto del desenlace, tampoco me lo explico. ¿Por qué el hombre sigue guardando pruebas de su delito?¿Cómo consiguió estar tan cerca de Leah?¿Por qué la relación amorosa de Leah da paso tan agigantados? De verdad que no entiendo como, con tantos factores implicados, les salió todo tan bien FIN DEL SPOILER
Lo único que os puedo decir sobre el final, sin revelaros nada, es que se siente muy cogido por los pelos. Demasiada buena suerte y casualidades para que todo tenga el sentido que el autor le ha querido dar. No es una mala novela, pero definitivamente no es para mí.
Te gustará si te gustó... La chica del tren
Gracias a Ediciones B por el envío del ejemplar.
-Puntuación-
Hola!! te cuento que en cuanto vi este la semana pasada me llamaba mucho la atención pero no me animé del todo por el. Siento que no me va a gustar y la trama a la final no me cuadra y más con lo que mencionas y los fallos que tiene.
ResponderEliminarMe alegra que el final te haya gustado tanto :D
ResponderEliminarQue lástima, porque la enfermedad sonaba interesante.
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